En 1991 Munira Abdulla, una mujer de 32 años y precedente de Emiratos Árabes Unidos, entró en estado de coma luego de estar involucrada en un accidente de tránsito cuando recogía a su hijo Omar, de 4 años, de la escuela.
“Mi madre estaba sentada conmigo en la parte trasera del coche. Cuando vio venir el bus, me abrazó para protegerme”, recuerda Omar, de ahora 31 años.
Tras el choque la mujer quedó inconsciente, mientras que el pequeño solo recibió algunos golpes en la cabeza; allí empezó una pesadilla para esta familia que tuvo un desenlace feliz casi tres décadas después.
“En esa época no había teléfonos móviles y no podíamos llamar a una ambulancia para pedir ayuda (…) Ella se quedó allí, sin ser atendida, durante horas”, dijo Omar.
La mujer fue trasladada a Londres donde determinaron que se encontraba en estado mínimo de conciencia y fue enviada de regreso a su país. Por más de dos décadas fue alimentada con una sonda y recibió terapia cada día para que sus músculos no presentaran mayores afectaciones.
La familia consiguió que el príncipe Mohammed bin Zayed le diera la subvención para que Munira fuera trasladada a Alemania y recibiera una mejor atención médica.
Allí pasó por algunas cirugías en sus extremidades e inició unas nuevas terapias que tuvieron efecto al poco tiempo: la mujer logró percibir la presencia de las personas que iban a visitarla.
Para junio de 2018 su hijo quedó sorprendido al notar que su madre se estaba moviendo; sin embargo, los médicos le dijeron que podría tratarse de reacciones involuntarias de los músculos y que era algo normal en ese estado.
Pero Munira demostró que no era lo que sospechaban los médicos, ya que días después de ese suceso la mujer recobró la conciencia.
Actualmente, la familia se encuentra reunida en Abu Dhabi, donde la mujer sigue recibiendo tratamiento para recobrar la totalidad de su movilidad y se adapta a un nuevo mundo.